Canarias y Singapur (V)

Según el índice de competitividad del World Economic Forum, Singapur ocupa el tercer puesto en el mundo en cuanto a la fiabilidad y solvencia de sus instituciones y es la segunda economía más competitiva del mundo, justo por detrás de Suiza y por delante de EEUU. 

Singapur no ha atraído inversión extranjera solo por su posición geográfica. Lee Kuan Yew promovió la creación de un clima de negocios seguro, estable y favorable. Singapur ha sido elegido durante los últimos doce años el mejor de entre 185 países para hacer negocios por el Doing Business. Según este ranking es el mejor lugar del mundo para exigir el cumplimiento de los contratos, algo que en Canarias es una autentico calvario por la ineficiencia de la justicia. 

Cualquier sistema político, social o económico necesita de algunas premisas para que pueda funcionar bien. Una esencial es la honestidad. Cuando te fías del otro, de tu vecino, de tu compañero, de tu gobierno, todo resulta más fácil, porque te puedes dedicar a crear en vez de a proteger. 

La cultura de tolerancia cero con la corrupción, la cultura de la excelencia, la cultura de transparencia y de corresponsabilidad del ciudadano empodera a este y hace tener al país una actitud de logro y superación, una actitud exigente consigo mismo y una ambición permanente de mejora que se contagia en una cultura nacional que promueve la responsabilidad y la autosuficiencia. 



Singapur ocupa el segundo puesto en lo que se refiere a cantidad y calidad de sus infraestructuras, pero como dijo Lee Kuan Yew, construir las infraestructuras es lo fácil, lo difícil es cambiar la cultura. Para el desarrollo son necesarias ambas, Canarias tiene infraestructuras pero 500 años de dominación han atrofiado su cultura.

En Canarias se sufre una cultura de la dependencia y de la subvención, una cultura de clientelismo, corrupción y extracción de rentas al igual que en otros países asiáticos, africanos o latinoamericanos que optaron por mismo modelo basado en la Industrialización por Substitución de Importaciones, Una cultura muy distinta a la que Lee Kuan Yew implementó con éxito en Singapur

El Estado de Bienestar y los subsidios destruyen la motivación para salir adelante. Si hemos de ayudar a alguien, démosle efectivo o activos y dejémosle decidir cómo gastarlo. Cuando la gente se convierte en dependiente de los subsidios y el Estado ya no puede seguir pagándolos, entonces la gente protesta.
Mientras que en España la seguridad social y el sistema de pensiones es básicamente una estafa piramidal orquestada por el Estado, en Singapur es un sistema de acumulación de activos. Darle a la gente una "paga" les llena el estomago, pero ayudarles a ahorrar en activos financieros cambia su forma de pensar. Singapur creó un sistema social que ayuda al individuo a construir una base de activos económicos y que puede usar para varios fines y no solo para la jubilación. un sistema que lo hace participe del éxito del país y no tan solo un mero espectador o el recibidor de una limosna en forma de ayuda social. Como vemos la filosofía de ayuda a sus ciudadanos es completamente distinta.

Singapur creó una fiscalidad pensada para atraer empresas y residentes extranjeros, logrando ser una de las plazas financieras más importante de Asia y del mundo. Canarias ha creado un entorno para que no venga nadie a invertir en Canarias, pero si para que ciudadanos españoles se establezcan en las islas. El ref es lo apropiado para que nadie venga a invertir a Canarias. La Zona Especial Canaria es una fachada sin contenido real porque no es competitiva para las grandes empresas y por tanto lo único que atrae es el segmento más bajo del mercado offshore.

En Canarias el término ultraperiférico se inventó como sinónimo de minusvalía y de asilamiento, de algo que nos impide el desarrollo si no es con ayudas. Se ha vendido como sinónimo de impotencia y ha generado una cultura de la dependencia en lugar de la cultura de la autosuficiencia y el logro que se generó en Singapur. Mientras que Lee Kuan Yew tuvo éxito en la imposición de un alto nivel de moralidad en Singapur, Coalición Canaria ha tenido éxito en la creación de una podredumbre moral en Canarias

Hemos aprovechado toda las ventajas que nos legaron los ingleses: el idioma, el sistema jurídico, la democracia parlamentaria y la administración imparcial. Pero hemos evitado caer en las manos del Estado de Bienestar. Hemos visto cómo un pueblo entero competía por hundirse en la miseria y en la mediocridad. Las personas menos emprendedoras y trabajadoras no pueden igualarse con el resto a costa de empeorar la situación de las más emprendedoras y esforzadas. Y también hemos visto cuán difícil resulta desmantelar un sistema de subsidios una vez la gente acostumbra a que el Estado los proporcione.

Pero es todavía es peor. Todo esta basado en una mentira, en una enorme mentira. Se nos dice que no podemos desarrollarnos porque somos islas pequeñas, pero Singapur es una isla del tamaño de La Palma o Lanzarote con una economía cinco veces superior a la canaria y una renta por habitante de más del doble.  .

Supuestamente somos ultraperiféricos. Pero no solo somos ultraperifericos sino también tricontinentales, lo cual siempre me ha hecho mucha gracia ya que todavía no ha habido nadie que me pueda explicar como puede estarse en la ultraperiferia y en el centro de las rutas entre tres continentes al mismo tiempo. Es más, todavía no entiendo cómo se puede ser ultraperiférico en el centro de un mundo globalizado e hiperconectado. El mundo se ha convertido en una aldea global pero Canarias, por lo visto, vive en otro planeta.


También se nos ha dicho que no podemos desarrollarnos porque somos islas con un mercado interior pequeño en el que la demanda interna es insuficiente. Por tanto, para desarrollarnos, necesitamos proteger a la industria local con medidas proteccionistas potenciando un crecimiento endógeno, es decir “hacia dentro”. Eso es básicamente lo que dice el REF y el status "ultraperiferico".

Pero podemos igualmente argumentar que como la demanda interna es insuficiente es necesario mirar a la demanda externa internacionalizando nuestra economía en un crecimiento “hacia afuera” como han hecho Israel, Suiza o Singapur. Como ves, la hipótesis geográfica es una tautología, es decir, un argumento que me sirve tanto para demostrar una cosa como la contraria. Es decir, una falacia.

Siempre hay dos caras en una moneda. Cuando se es pequeño se pueden poner en marcha iniciativas con rapidez, se tiene más flexibilidad y mayor control. Por contra, tienes menos medios para hacer las cosas, menos poder y eres más vulnerable. Singapur supo aprovechar las ventajas y atenuar las desventajas. Canarias por el contrario sufre las desventajas y no es capaz de aprovecharse de las ventajas asfixiada en una maraña burocrática por sobredosis administrativa (sufrimos cinco administraciones, incluida la europea), intereses de Estado y por tener las manos atadas por se Región Ultraperiferica en lugar de País y Territorio de Ultramar asociado a la UE como explicamos en otro artículo.

Yo me pregunto cómo es posible que nos hallamos gastado miles de millones en las dos universidades canarias y todavía ninguno de sus sesudos catedráticos se haya dado cuenta que todo el marco institucional en Canarias es una enorme estafa social (y económica) construida sobre una enorme mentira.

Pero la perversidad de la comunicación en Canarias - controlados por los mismos que se están aprovechando del sistema -  va un paso más allá. Por ejemplo se suele hablar de las ayudas del REA cuando en realidad no son ninguna ayuda sino una devolución de un sobrecoste. Igualmente se mantiene la ficción de que España nos subvenciona cuando en realidad, si tuviésemos una Hacienda Canaria como en Euskadi, tendríamos superavit. No nos dan nada, las subvenciones son migajas que en ultima instancia salen de nuestro propio bolsillo. Nos devuelven parte de lo que nos quitan. Nada más. En Canarias se da una enorme "redistribución de la riqueza" pero del pobre al rico. Es decir, se produce una captura de rentas por parte de las élites.

Bajo las reglas de mercado competitivo, la desigualdad material resultante tiene necesariamente su origen en el beneficio que, en ese marco, quienes poseen más han generado a quienes poseen menos. Esto último es tan crucial como ignorado. En un mercado libre y competitivo, la única forma de hacerse rico es satisfaciendo las necesidades ajenas. Esto explica el enriquecimiento general que se produce bajo condiciones de libertad.

Singapur, entendió la figura del empresario como el motor del crecimiento y la innovación, creando el entorno adecuado para ello:
El sueño de la riqueza nos atrae a todos. Pero sólo aquellos que innovan y que crean nuevos bienes y servicios se convertirán en los nuevos ricos. Pocos nacen con mentalidad empresarial, y menos todavía triunfarán. El éxito empresarial necesita de cualidades extraordinarias, como elevados niveles de energía, perspicacia para ver oportunidades donde otros ven problemas e intuición para anticipar qué producto o servicio será rentables.
Pero claro existe una enorme diferencia entre un empresario y un extractor de rentas. En Canarias no existen empresarios (salvo honrosas excepciones) todos son extractores de renta. Cuando la ventaja material de algunos deriva de alguna forma de confiscación arbitraria: fraude, monopolios, privilegios estatales, inflación, impuestos transferidos a grupos de interés, etc... - y de eso, sin duda, hay bastante en Canarias - no estamos hablando de empresarios sino de extractores de renta.

Mientras que en Singapur se estableció una cultura empresarial como motor del desarrollo, en Canarias, por el contrario, se ha establecido una cultura de captura de rentas, de privilegios ilegítimos, que se trata de justificar en base a un criterio geográfico que es una falacia.

El problema de Canarias no es que sean islas o que sean ultraperifragilisticas intergalacticas, el problema es el modelo económico equivocado y una cultura de captura de rentas. Pero no es error ni ignorancia, es diseño. Todo esto creó una perversión y una cultura de la dependencia y la impotencia.

La realidad la expresó el ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Simon Johnson: “Los países mejoran cuando ponen en marcha instituciones políticas adecuadas que favorecen el crecimiento, pero fracasan (a menudo estrepitosamente) cuando dichas instituciones se anquilosan o no logran adaptarse a tiempos cambiantes”.



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