La izquierda frente al derecho de autodeterminación


Para una amplio sector de la izquierda el nacionalismo es una reivindicación reaccionaria y retrógrada, impropia de partidos o sindicatos de izquierda. Para los más radicales cualquier revolución que no sea obrera e internacionalista no es una autentica revolución. Para el sector menos  radical y mas postmoderno no hacen falta más fronteras, de hecho hay que abolirlas. Eso de defender las fronteras nacionales es una antigualla. Ellos son ciudadanos del mundo.

Además, en un caso y en otro, las alianzas transversales con una parte de la derecha es mirada con recelo y desconfianza. 

La izquierda parece no estar preparada psicológicamente para la aparición de luchas por los derechos civiles,  por la democracia y por la justicia social, en donde el motor sea la nación y la etnia y no la luchas de clases. No comprenden que, en determinadas circunstancias, la cuestión nacional no es una distracción de la lucha por la justicia social sino la primera línea del frente de batalla.

Hay tres motivos fundamentales que ha motivado el procés catalán, así como otros movimientos similares en Europa. El primero es la reacción contra unos estados disfuncionales y corruptos como el Español o el Italiano. La mezcla de austeridad, corrupción y esclerosis política en el centro de unos Estados convertidos cada vez en menos inclusivos y más extractivos, a favor de las oligarquías corruptas, en donde la separación de poderes y la calidad democrática es cada vez menor y en donde las oportunidades y el desarrollo de los muchos se sacrifica en aras a mantener los privilegios de los pocos, han colmado el vaso y se perciben como impedimento al desarrollo económico y social de las regiones y los pueblos.

Por ejemplo la derecha catalana dice "Tenemos un Estado muy ineficiente, cuyas inversiones no se rigen por la racionalidad económica sino por el agravio comparativo del “no voy a ser menos” y el “café para todos”, cosa que alimenta el clientelismo y la corrupción. Este Estado no sólo nos impone un déficit crónico de infraestructuras que bloquea nuestra plena capacidad productiva, sino que encima nos genera un déficit fiscal por el cual nuestro dinero se va a otra parte. Con el nuevo Estado tendremos menos corrupción, más eficiencia y más dinero para nosotros. Además, con el nuevo Estado nuestros derechos culturales estarán salvaguardados sin los ataques constantes por parte del Estado español."

El segundo motivo fundamental es que la globalización y el proceso de integración en grandes espacios supranacionales han creado estructuras piramidales y poco democráticas que tratan de imponer una cierta uniformidad. En la era de la información, los pueblos se han dado cuenta que no necesitan de que el Estado actué de intermediario para relacionarse con otros pueblos, lo pueden hacer directamente, y esto llama a una organización mucho más plana de las jerarquías políticas internacionales.

El proceso de integración global que trata de introducir una cierta uniformidad cultural choca con la necesidad de los pueblos de conservar sus derechos e individualidades culturales y de avanzar y desarrollar una cultura propia dinámica,  rica y vibrante. Mientras que el nacionalismo es la mirada al pasado con resentimiento hacia el otro, el independentismo es la mirada al futuro con optimismo y esperanza. Es una reivindicación de los derechos sociales tanto individuales como colectivos profundamente vitalista. 

En este sentido la izquierda catalana dice "El pueblo se ha organizado para hacer oír su propia voz. La élite corrupta y avariciosa ya no puede continuar con su farsa y su pseudodemocracia que no nos representa. Aunque sabemos que tenemos nuestra cuota de corruptos, con este nuevo Estado más participativo y democrático lo tendrán más difícil. Nuestra cultura por fin dejará de estar amenazada y podremos ser lo que somos sin ninguna cortapisa, con toda libertad, sin esa España facha que no nos reconoce ni nos quiere reconocer. Pues ahora se va a enterar ella y el resto del mundo. Los pueblos vamos a vivir en libertad, sin opresión de clase, ni de género, ni cultural".

Tanto este discurso de la izquierda como el anterior de la derecha llama a la transversalidad, pudiendo ser aceptados tanto por la izquierda progresista como por la izquierda moderada moderna y el centro liberal. Al fin y al cabo los liberales fueron los que le cortaron la cabeza a los reyes y demandaron mas eficiencia y libertad para romper con los absolutismos. Durante el siglo XX los liberales se alinearon con la derecha frente a la amenaza absolutista del comunismo, pero a día de hoy la amenaza absolutista se está mostrando por la derecha, y por tanto la alianza con la izquierda moderada, reformista y progresista es posible y deseable.

Evidentemente la izquierda mas reaccionaria e inmovilista se ha convertido en anacrónica, en una antigualla que sostiene al régimen. Por eso vemos como el PSOE es capaz de apoyar al PP en la aplicación del art 155, al fin y al cabo no puede arriesgar los votos de los pensionistas andaluces, pero al hacerlo ha convertido al partido en un asilo.

El tercer factor se explica por el propio desarrollo socioeconómico de las regiones. El desarrollo tecnológico y la globalización no solo introducen nuevos valores sino que premia a aquellas sociedades ricas en información y conocimiento que desarrollan su capital humano. En las grandes ciudades interconectadas con densas redes de información y cultura, se puede sobrevivir y prosperar en la era de la globalización. En las ciudades pequeñas es más difícil. Entonces, la estrategia económica lógica es crear una "región" o nación pequeña enfocada en una gran ciudad que sea motor de innovación y conocimiento, y desarrollar la economía suburbana y rural en sinergia con esa ciudad.

Para esto es necesario ser capaz de atraer talento por las condiciones de vida y la infraestructura, por la "energía" del sitio. En los grandes estados unitarios el incentivo es todo lo contrario, exprimir al súbdito para mantener privilegios y paralizar o bloquear el cambio para no alterar los equilibrios de poder. Mientras a Cataluña le interesa avanzar en el siglo XXI, a España y sus élites le interesa seguir estancado en el XIX.

manifestación en Bilbao en apoyo al procés catalán
Son por estas razones por las que en regiones como Euskadi, Cataluña o el Veneto y la Lombardia Italiana, se demandan mayores libertades y mas autonomía. El procés catalán es un choque de trenes entre los que se aferran al pasado y los que miran al futuro, los inmovilistas y fundamentalistas cuyo motor son la política y los equilibrios de poder y los que quieren cambiar, crear y evolucionar.

En esas regiones la izquierda ha evolucionado y se ha dejado de luchas de clase para realizar luchas democráticas por los derechos civiles y las libertades. La evolución de la izquierda abertzale ha propiciado un entendimiento con el PNV y la realización de manifestaciones conjuntas colaborando en aquellas cuestiones donde hay un entendimiento o un alineamiento de intereses nacionales. Las declaraciones de Otegi reconociendo que los catalanes con su estrategia han avanzado más y mejor que los vascos con ETA es sintomático de la evolución en el pensamiento de esa izquierda que avanza hacia posturas mas modernas y trasversales. 

Con respecto a Canarias, la ley electoral vigente y seis siglos de adoctrinamiento por la derecha, y el modelo anacrónico de pensamiento por la izquierda, junto con un modelo de desarrollo basado en la especulación del suelo en lugar de en el talento y el conocimiento, en el mercado cautivo en lugar de en la integración en los mercados globales, hacen que de momento todo este atado y bien atado. 

Hace seis años cuando publiqué Canarias con Futuro, y en muchos artículos de este blog, exprese ideas similares a las que han inspirado el procés catalán. En aquel momento o no las supe explicar o no se entendieron, quizás ahora con el ejemplo y la toma de conciencia que esta propiciando la revolución catalana se entiendan mejor.

En realidad hay que copiar el procés catalán, pero teniendo en cuenta que el enemigo, en este caso es doble. Coalición Canaria no es el PNV ni de lejos. Su rechazo al referendum catalán en el Congreso de los diputados, donde votaron en contra, y su apoyo a la aplicación del art 155 en los términos inconstitucionales que ha planteado el gobierno de Rajoy en el Senado,  demuestran de una forma inequívoca que sus intereses y los de la oliqarquía y el Estado español están alineados

Por tanto es necesario que además de organizaciones de izquierda radical, cuyo referente sería la CUP, y de izquierda moderada como ERC, en Canarias hay que crear una organización política de centro liberal que pueda jugar el papel que juega PDeCat en Cataluña o el PNV en Euskadi, y si la izquierda independentista, por falta de madurez u otros intereses, vuelve a sabotear y dinamitar ese proceso como hicieron hacen cinco o seis años, serán  cómplices del colonialismo y del mantenimiento del estatus quo en Canarias (aún más). 

En el siglo XXI, solo movimientos trasversales interclasistas, como defendía Antonio Cubillo en su día y como yo he defendido desde que volví a Canarias, tienen posibilidades de éxito y son capaces de generar la masa crítica necesaria para el cambio social. Cualquier otro planteamiento es pensamiento mágico, confundir deseos con realidad, falta de madurez y una profunda irresponsabilidad.




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