La Gomera, un infierno en el paraiso


La Gomera era para mi una asignatura pendiente. Fue la única isla donde no pude hacer una presentación de mi libro "Canarias con Futuro", cosas de Casimiro. La única isla que no conocía en profundidad. Me faltaba por visitar y la verdad es que tenía ganas de conocerla.

En realidad había estado allí una vez, hace unos años, invitado a dar una conferencia por la sección de transporte de Intersindical Canaria que celebró su congreso en la villa. Pero fue una estancia muy breve, del aeropuerto a la villa y de la villa al aeropuerto, el mismo día, ya que por motivos laborales no pude extender mi estancia en la isla.

Pero esta vez si pase varios días. Me encantó su naturaleza, una naturaleza salvaje. La Gomera es un viaje en el tiempo.  Sus palmerales, su bosque termófilo de sabinas me trasladaron al pasado. Así debió ser la Gran Canaria precolonial. Las palmeras centenarias en el fondo de los barrancos o metidas en medio de la laurisilva me hicieron recordar aquellos los versos de Cairasco de Figueroa sobre la selva de Doramas "Éste es el bosque umbrífero que de Doramas tiene el nombre célebre /y aquéstos son los árboles que frisan ya con los del monte Líbano / y las palmas altísimas, mucho más que de Egipto las pirámides".

Sus profundos barrancos al sur me recordaron al sur de Gran Canaria antes de que lo destrozara la construcción y la masificación turística. Sus pueblitos desparramados por el paisaje, en las laderas, arriba en la meseta o en el fondo de los barrancos me hizo recordar cuando mi abuela me contaba que en su juventud, ir de un pueblo a otro de Gran Canaria era toda una aventura porque los pueblos de la isla estaban separados y no pegados como ahora.

La laurisilva en los profundos barrancos del norte me recordaron a Anaga en Tenerife, y el valle de Hermigua me recordó a La Palma. En realidad, aunque seamos siete islas, cada una tiene un poquito de las demás. El sur del Hierro tiene un poquito de Lanzarote y viceversa. Fuerteventura y Lanzarote un poco del sur de Gran Canaria en los macizos de Jandía y Famara. El sur de Tenerife un poco de las llanuras de Fuerteventura ...

Además tuve la oportunidad de pasar un rato con sus gentes, a las que no voy a nombrar para no meterlas en problemas. Gentes nobles, gentes buenas. Algunos puntales en la conservación de la tradición y el legado, otros que han luchado políticamente durante mucho tiempo. Otros que tratan de sobrevivir en los pocos resquicios que buenamente pueden. En la Gomera se vive con miedo al cacique.

Si por un lado la naturaleza y la energía de la Gomera es espectacular, por el otro la isla hace bueno aquel dicho de "pueblo chico infierno grande". Casimiro Curbelo lo tiene todo atado y bien atado, como Franco. El retroceso social y económico de la isla no tiene parangón. Todos funcionarios, jubilados o dependientes de los planes de empleo del Cabildo y los ayuntamientos. Empleo precario para tener controlada a la gente. Mantener a la gente en el mínimo de supervivencia para que no protesten ni se planteen otras cosas.

Solo así se puede entender que las subvenciones millonarias que han recibido de Europa y del Gobierno de Canarias hayan servido para la construcción de edificios vacíos. Por ejemplo la estación de guaguas de Alajeró, situada fuera de Alajeró y por donde no pasa ni una guagua. Justo enfrente otro edificio vacío; la quesera insular, que no ha producido ni un queso.

Estación de Guaguas de Alajeró


En las Rosas, tenemos la fabrica de miel de palma - cerrada igual que la quesera - y que nunca ha producido un solo litro de miel de palma, ... perdón de sirope de palma que es como ahora nos obliga a llamarla la Unión Europea. En Arure tenemos la granja del cochino negro canario, financiada con fondos de la Comunidad Autónoma de Canarias, cerrada y que nunca se ha puesto en funcionamiento ni criado ningún cochino.

Granja de recuperación del cochino negro en Arure

Yo conozco todas las islas, y generalmente cuanto más pequeña es la isla mayor el caciquismo, pero lo de la Gomera bate todos los récords. Debe ser que a Casimiro que funcionen las cosas y que la gente tenga estabilidad laboral con contratos fijos no le interesa. Mucho mejor tener a la gente dependiente de contratos temporales con el Cabildo o los ayuntamientos.  Así te ves en un cruce del Garajonay dos coches y siete personas para pintar un Stop en la carretera, ... por ejemplo.

Así los tiene controlados con el palo y la zanahoria. Así los tiene obedientes y el que se salga del guión o proteste,... penado. Y es que a Casimiro no le interesa que la isla ni sus habitantes de desarrollen, lo que le interesa es tenerlos controlados comiendo de su mano como las gallinas.

El sucio secreto que no te contaran los economistas es que la tarta de la economía no se puede hacer mayor sin alterar la forma en la que se distribuye. Es decir, no puede haber desarrollo sin alterar los equilibrios de poder ni la influencia política. La tarta podrá ser más chica pero la porción para ellos y sus compinches mayor. Esa es la clave para entender la disfuncionalidad canaria, y no solo en la Gomera sino también en el resto de las islas. Permiten solo el desarrollo cuando les beneficia directamente a ellos y pueden meter la cuchara. Lo que ocurre en Canarias no es error, ni ignorancia, ni insularidad, ni ultraperiferia.... es diseño. En Canarias las cosas son como son porque a cuatro le interesa que así sea... lo mismo que a Madrid. Es más, especialmente a Madrid, porque los de aquí son básicamente los medianeros de los de allí.

La Gomera, como el resto de Canarias, se la están quedando los extranjeros. Allí, como en el resto de Canarias, el negociete de los políticos medianeros es la especulación del suelo y la construcción de infraestructuras y edificios vacíos sin uso. Pero en la Gomera ya ni lo disimulan. Hacemos el edificio nos sacamos la foto, sacamos nota de prensa y tararí que te ví.

Pero si creemos que no hay actividad en la Gomera nos equivocamos. En la Gomera los contribuyentes canarios pagamos el ensanche de carreteras para que las guaguas de Fred Olsen con los turistas que los barcos de Fred Olsen llevan a la Gomera a comer en el restaurante de Fred Oslen puedan pasar. Negocio privado con financiación pública... y es que los colonos europeos como los noruegos de Fred Oslen o el alemán Wolfang Kiessling dueño del Loro Parque le tienen cogida muy bien la medida al corrupto sistema canario y a los medianeros de la metrópoli que nos (des)gobiernan merced a una ley electoral fraudulenta. 

Una ley que ha protegido y protege a gentuza como Casimiro Curbelo, Antonio Castro Cordobes o Antonio Barragan. Una ley que nos dicen que se hizo para proteger a las islas menores pero que en realidad se diseñó en Capitania General de Santa Cruz y es el núcleo del pacto colonial. Diseñada para proteger a los medianeros que alinean sus intereses con los de España sea Casimiro en la Gomera, Castro Cordobez en La Palma o ATI en Tenerife. Ya decía Secundino Delgado que el caciquismo en Canarias era auspiciado, protegido y fomentado por la metrópoli y que sin el apoyo de la metrópoli no podría sobrevivir. Caciques y medianeros, mediocres en el mejor de los casos y menos que mediocres en la mayoría de ellos, que para lo único que sirven es para estiércol. Venden nuestro futuro por las migajas que les consiente Madrid.

Eso si, un gobierno corrupto no es mas que el reflejo de una sociedad moralmente corrupta,.. y mientras Casimiro siga pagando los entierros y los libros de texto, los gomeros contentos.... sobre todo los que viven en Tenerife y vuelven a la Gomera solo a votar cada cuatro años o a las fiestas lustrales.


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